(…) cada
vez que nuestros niños y niñas se vean forzados a trabajar, que sean expulsados
de la escuela y obligados de salir de ella por razones injustas, que sean
obligados a abandonar su casa, que se conviertan en objeto de vulneración estructural
de sus derechos más esenciales, se estará empezando a derretir su dignidad como
personas y su futuro como integrante de toda una gran familia humana.
Si el calor de las inequidades
sociales y la corrupción política estructural en Colombia continúa en todos
los órdenes, se estará derritiendo el proyecto de vida de los niños y las
niñas y, nuestro futuro como sociedad Chigorodoseña.